
Luego de la cena navideña, muchos hogares cuentan con alimentos que, bien administrados, pueden convertirse en una oportunidad de ahorro. La correcta reutilización de la comida evita desperdicios y reduce el gasto en alimentación durante los días siguientes.
En un contexto donde los precios de los alimentos siguen siendo un factor clave en la economía familiar, planificar las comidas posteriores a Navidad puede generar un impacto positivo en el presupuesto. Platillos tradicionales pueden transformarse en nuevas recetas para almuerzos o cenas, extendiendo su uso varios días más.
Además, congelar alimentos en buen estado permite conservarlos por más tiempo y disminuir la necesidad de compras inmediatas. Este hábito es especialmente útil para familias numerosas o con ingresos ajustados.

Algunos tips prácticos incluyen:
Organizar un menú semanal usando lo que quedó de la cena.
Congelar carnes y porciones grandes correctamente rotuladas.
Compartir alimentos con familiares o vecinos si hay excedentes.
Pequeñas decisiones como estas ayudan a que el gasto en comida se reduzca en las semanas posteriores a las fiestas, fortaleciendo la economía del hogar.
