El reciente estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) destaca una alarmante realidad para las micro y pequeñas empresas en la región: más del 90% carecen de una presencia en línea. Esta ausencia en el mundo digital limita su capacidad para competir en un mercado cada vez más globalizado y dependiente de la tecnología. La falta de visibilidad en Internet les impide acceder a nuevos clientes y expandir sus operaciones, lo que puede ser crítico para su supervivencia y crecimiento.
Además, el informe señala que de aquellas empresas que sí están conectadas, más del 60% solo mantienen una presencia pasiva en línea. Esto significa que, aunque tienen algún tipo de sitio web o perfil en redes sociales, no están aprovechando las herramientas digitales para realizar transacciones o interactuar de manera activa con sus clientes. Esta inacción puede deberse a una falta de recursos, conocimientos o estrategias adecuadas para implementar un modelo de negocio digital.
La presencia pasiva en Internet también limita el potencial de estas empresas para recopilar datos sobre sus consumidores y entender mejor sus necesidades. En un entorno donde la personalización y la experiencia del cliente son cada vez más valoradas, no utilizar la tecnología para generar interacciones significativas puede dejar a estas empresas rezagadas frente a competidores que sí lo hacen. La interacción activa no solo mejora la relación con los clientes, sino que también permite a las empresas adaptarse rápidamente a cambios en el mercado.
Para abordar esta situación, es fundamental fomentar iniciativas que capaciten a las micro y pequeñas empresas en el uso de herramientas digitales. Programas de formación, asesoría y apoyo financiero pueden ser clave para facilitar su transición hacia un modelo más dinámico y competitivo. Invertir en la digitalización de estas empresas no solo beneficiará su crecimiento, sino que también contribuirá al desarrollo económico de la región en su conjunto.