Hasta el siglo pasado, los sistemas de distribución eléctrica y de automatización se manejaban de forma independiente. Sin embargo, la integración de estos es ahora fundamental, debido a que los sistemas de gestión de la energía se han vuelto más sofisticados para manejar cargas más complejas y sensibles. Este desafío es mayor con la automatización y requiere de procedimientos inteligentes que respondan rápidamente a variaciones energéticas.
La clave para una operación eficiente se centra en la convergencia y la integración de la automatización y la inteligencia energética. Esto permite a distintas industrias operar de manera más ágil, sostenible y rentable. Por un lado, la integración permite que los sistemas de energía y automatización de las instalaciones críticas se comuniquen entre sí y cooperen para un rendimiento óptimo. Por el otro, mejora los procesos brindando una energía más segura, confiable, eficiente, sostenible y conectada.

“La digitalización y automatización de los sistemas de distribución eléctrica han comenzado a ganar terreno en América Latina, impulsadas por la creciente necesidad de modernizar la infraestructura eléctrica, integrar energías renovables y mejorar la eficiencia y fiabilidad del suministro. Sin embargo, el grado de avance varía significativamente entre los países de la región debido a diferencias en los marcos regulatorios, los niveles de inversión, las prioridades de los gobiernos y la madurez tecnológica de las empresas distribuidoras”, reconoce y advierten especialistas en el informe “Digitalización y automatización de la distribución eléctrica”, compendiado por ADELAT, Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica Latinoamericanas.
La conectividad que proporciona el IoT (Internet de las Cosas) permite que los sistemas de energía y automatización se comuniquen entre sí y cooperen para un rendimiento óptimo, reuniendo las mejores características de ambos, en una relación de interdependencia y de apoyo mutuo. Se requiere un potente programa de monitorización de la energía para asegurar el funcionamiento continuo de equipos de automatización, especialmente los más sensibles.
“La inteligencia energética se posiciona como un eje clave para transformar las operaciones industriales, y en este sentido la plataforma digital EcoStruxture ayuda a las industrias a gestionar y optimizar su consumo energético en tiempo real. Además, permite la integración con las soluciones de bancos de capacitores y filtros de armónicos de, tecnologías y herramientas que proveen un monitoreo remoto, análisis avanzados y una gestión más inteligente de la energía”, explica Lady Campos, gerente de Desarrollo de Negocios para Centroamérica
Los bancos de capacitores y los filtros de armónicos son equipos cruciales en sistemas eléctricos para mejorar la calidad de la energía. Los primeros son utilizados en redes eléctricas para ayudar a reducir las pérdidas de energía y las fluctuaciones de tensión, entre otros problemas, y con ello evitar subidas o caídas abruptas de la electricidad. Los segundos, por su parte, mitigan o eliminan ciertas distorsiones, que pueden llegar a causar desde pérdida de calidad hasta la sobrecarga de un equipo. Por eso, es recomendable instalar un banco de capacitores en los sistemas eléctricos; tanto en baja, como mediana y alta tensión, en particular durante arranques de equipos, motores, o conexiones que requieran el uso de carga de gran magnitud.
La integración de la automatización y la inteligencia energética genera múltiples beneficios a las industrias, entre ellos una mejora en la toma de decisiones, posibilitando que las plantas de procesamiento y empaque optimicen el uso de recursos, reduzcan costos operativos y disminuyan su huella de carbono. Especialmente en las industrias de bienes de consumo envasados, las azucareras, las vinculadas con pharma y ciencias de la vida. Más ventajas:
- Permite optimizar el consumo energético en tiempo real, gestionar el uso de la energía, y fomenta un uso más eficiente de los recursos para maximizar activos y producción. Contribuye a reducir las pérdidas de energía.
- Al optimizar el consumo energético y reducir desperdicios ayuda a reducir costos.
- Permite tener una operación más eficiente, reduciendo las emisiones de carbono y los residuos, lo que contribuye a una mayor sostenibilidad ambiental.
- Mejora la eficiencia operativa, con lo cual potencia la productividad y la agilidad, y permite adaptarse a imprevistos con flexibilidad.
- Ayuda a mantener una producción constante y a evitar errores humanos, generando productos de alta calidad y reduciendo defectos.