El sector de exportación de alimentos de El Salvador ha tenido un desempeño notable en los primeros ocho meses de este año, alcanzando un total de US$800.7 millones, según la base de datos del Banco Central de Reserva (BCR). Este crecimiento subraya la vitalidad del sector en un contexto regional donde la diversidad de productos está cobrando mayor relevancia en los mercados internacionales. La Presidenta de la Corporación de Exportadores de El Salvador (Coexport), Silvia Cuéllar, destacó la importancia de esta tendencia durante el foro “Oportunidades para la Exportación de Alimentos”.
En este sentido, se debe destacar que según datos de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA), al cierre de 2023 las principales categorías de exportación de bienes de biodiversidad en la región CARD incluyen frutas y productos derivados, que representaron el 20.8% del total exportado, con un crecimiento del 5.9% en comparación con el año anterior. Los cultivos estimulantes, como el café y el cacao, se posicionan en segundo lugar con un 13% de participación, mientras que los cultivos oleaginosos y sus derivados, a pesar de registrar una caída del 14.2%, siguen siendo relevantes en el portafolio exportador del país.
Entre los destinos más importantes de las exportaciones alimentarias salvadoreñas se encuentran Guatemala, Honduras, Estados Unidos y Nicaragua. Sin embargo, Cuéllar afirmó que estos productos llegan a todos los países con los que El Salvador tiene tratados de libre comercio (TLC), ampliando así las oportunidades de negocio para los emprendedores locales.
En el top de los productos exportados, destacan los snacks, bebidas, panadería, galletas dulces, condimentos y salsas. Los llamados productos nostálgicos, que incluyen alimentos congelados y en conserva, son especialmente populares en el mercado estadounidense, lo que demuestra la conexión cultural y el aprecio por los sabores salvadoreños entre la diáspora.
Asímismo, se resaltó que se están explorando nuevas oportunidades en productos menos convencionales, como el chufle, el chupte y hojas como el papelillo, que se cultivan en el corredor seco del país. Estas iniciativas buscan capitalizar el potencial de los productos nostálgicos y ampliar la oferta exportable, asegurando que El Salvador continúe siendo un jugador relevante en el mercado internacional de alimentos.