El Banco Mundial reporta que el 72.2% de los países de bajos ingresos enfrentan inflación alimentaria superior al 5%, un incremento de 3.4 puntos desde diciembre de 2024. Mientras, en países de ingresos medios-altos y altos, las cifras son del 38% (+5 puntos) y 7.4% (+3,5 puntos), respectivamente. La brecha entre inflación alimentaria y general persiste en el 43.5% de los 161 países analizados, agravando la inseguridad alimentaria en economías vulnerables.
Los índices de precios agrícolas y cereales subieron 3% y 4% desde diciembre de 2024, con el maíz registrando un alza interanual del 2% y un 24% frente a 2020. En contraste, el trigo cayó un 10% anual, y el arroz mantuvo precios estables recientemente, aunque acumula un 26% de aumento desde 2020. Esta volatilidad impacta mercados globales, especialmente en regiones dependientes de importaciones.
El informe El estado de los mercados de productos básicos agrícolas 2024 destaca el papel crucial del comercio para equilibrar excedentes y déficits alimentarios. Sin embargo, alerta sobre riesgos como la sobreexplotación de recursos, desigualdades en comunidades agrícolas y el aumento de dietas hipercalóricas pero pobres en nutrientes, lo que exige políticas integrales para mitigar daños colaterales.
Según el Panorama Global Humanitario 2025, más de 280 millones de personas sufren hambre aguda diariamente, vinculado a conflictos, crisis climáticas y disrupciones económicas. La Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA) urge una respuesta internacional coordinada para abordar la interconexión entre seguridad alimentaria, conflictos y desastres, subrayando la necesidad de financiamiento sostenible.
Tras la invasión rusa a Ucrania, 17 países impusieron 22 prohibiciones a exportaciones de alimentos y 8 adoptaron 12 medidas restrictivas hasta enero de 2025, exacerbando la crisis. Paralelamente, el Banco Mundial e institutos como el IFPRI destacan avances en agricultura sostenible, pero enfatizan la urgencia de herramientas armonizadas para evaluar sistemas alimentarios complejos, donde políticas mal diseñadas podrían profundizar desigualdades.