El Banco Mundial en su informe, “Una agenda urgente para América Latina y el Caribe”, posiciona a la región con las tasas más bajas de crecimiento en comparación con todas las demás regiones del mundo e insuficientes para impulsar la prosperidad, con respecto a la proyección económica para 2026.
Con una proyección de PIB regional para 2025 de 2.7, se espera que para el año 2026 este se reduzca a 2.6.
El bajo nivel de crecimiento, de manera sostenida, no es sólo una estadística económica sino una barrera para el desarrollo. Se traduce en servicios públicos reducidos, menos oportunidades de empleo, salarios deprimidos y mayor pobreza y desigualdad.
Los factores detrás de estas cifras incluyen bajos niveles de inversión y consumo interno, altas tasas de interés y elevados déficits fiscales, la caída de los precios de las materias primas y la incertidumbre en las perspectivas de socios importantes como Estados Unidos, China, Europa y otros países del G7.
En la mayoría de los países, las expectativas inflacionarias siguen ancladas y se espera que los bancos centrales alcancen sus objetivos en 2024. Para capitalizar este progreso y reavivar las economías, la región debe abordar desafíos de larga data.
Las reformas en infraestructura, educación y comercio son fundamentales para mejorar la productividad y la integración al mundo.
Para corregir los marcos de competencia y mejorar la posición de los países de la región en el mercado global, el informe sugiere áreas clave de acción, que incluyen:
Fortalecer las agencias de competencia El informe contiene nueva evidencia de que las agencias nacionales de competencia efectivas tienen un impacto positivo en la productividad, las ventas y los salarios. Reforzar estas agencias incluye garantizar su independencia y hacer cumplir su capacidad para hacer cumplir las regulaciones antimonopolio y a favor de la competencia, especialmente para las empresas más grandes.
Apoyar las políticas de innovación La competencia per se no es suficiente para que las empresas prosperen. Las empresas deben estar preparadas para una mayor competencia, tanto nacional como internacional.
Potenciar la capacidad dirigencial Mejorar los conocimientos de gestión ayudará a las empresas a responder a los mercados, identificar nuevas oportunidades, desarrollar planes de negocios y estimular a los trabajadores.