El aumento del 35% en la deuda gubernamental en poder de los bancos entre 2012 y 2023, reportado por el Banco Mundial (BM), pone de manifiesto una tendencia preocupante para la estabilidad económica global, especialmente en países de ingresos bajos y con problemas de endeudamiento. Esta expansión de la deuda indica un mayor nivel de vulnerabilidad financiera y puede tener implicaciones serias para la gestión de políticas económicas en estos países.
Para las economías en desarrollo, la acumulación de deuda en manos de instituciones bancarias puede elevar el riesgo de crisis financieras. Los bancos, al asumir grandes cantidades de deuda pública, pueden enfrentar dificultades si los gobiernos no logran cumplir con sus obligaciones de pago. Esto podría generar un efecto dominó negativo, afectando la confianza en el sistema financiero y el acceso al crédito.
Además, la concentración de deuda en los bancos puede limitar su capacidad para financiar otros sectores económicos. La sobrecarga de deuda pública puede reducir la disponibilidad de recursos para préstamos a empresas y hogares, restringiendo el crecimiento económico y exacerbando problemas de pobreza y desigualdad.
Los países con altos niveles de deuda en manos de bancos necesitan implementar estrategias de gestión de deuda más eficaces y buscar apoyo internacional. Es crucial adoptar políticas que fomenten la sostenibilidad fiscal y promuevan un entorno económico estable para evitar el riesgo de crisis que pueda tener repercusiones globales.