El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha actualizado sus proyecciones sobre la inflación global, informando que se espera una desaceleración significativa en los próximos años. Según la nueva estimación, la inflación global descenderá al 3.5% para finales de 2025, una cifra ligeramente inferior al promedio de las dos décadas previas a la pandemia. Esto marca un ajuste a la baja en comparación con las proyecciones anteriores de agosto, que situaban la inflación en un 5.8% para 2024 y un 4.3% para 2025. La reducción de la inflación en muchos países está alineada con las metas de los bancos centrales, lo que permitirá una mayor relajación de las políticas monetarias.
A pesar de los desafíos, la economía mundial ha mostrado una notable resiliencia durante el proceso de desinflación. Se proyecta que el crecimiento global se mantenga estable en un 3.2% para 2024 y 2025. Sin embargo, el FMI advierte que las economías de ingreso bajo y en desarrollo han experimentado revisiones a la baja en sus expectativas de crecimiento, en parte debido a la intensificación de conflictos y otras tensiones que afectan su estabilidad económica.
El FMI destaca que el descenso de la inflación sin provocar una recesión mundial es un logro significativo. Este proceso ha sido posible gracias a la capacidad de adaptación de muchas economías ante las diversas crisis globales. La disminución en la inflación refleja la combinación de varios shocks, entre ellos las perturbaciones en las cadenas de suministro y las presiones de la demanda generadas por la pandemia, así como el fuerte aumento de los precios de las materias primas tras la invasión de Ucrania.
La inflación generalizada que comenzó tras la pandemia, impulsada por las disrupciones en la oferta y los cambios en la demanda, ha comenzado a retroceder, lo que indica un regreso a una mayor estabilidad en los precios a nivel global. Sin embargo, el FMI advierte que algunos riesgos aún persisten, especialmente para las economías en desarrollo que enfrentan dificultades adicionales debido a conflictos y limitaciones estructurales.
El FMI subraya que, aunque los riesgos persisten, las perspectivas inflacionarias globales son optimistas. La convergencia de la inflación hacia las metas de los bancos centrales y la resiliencia económica global allanan el camino para un entorno más estable en los próximos años. Las autoridades monetarias deberán seguir vigilando de cerca la evolución de estos factores para garantizar una recuperación sostenida y equilibrada a nivel global.