El oro alcanzó un hito sin precedentes este viernes al romper la barrera de los US$3,000 por onza, marcando un nuevo récord en su cotización. A las 4:31 a.m., el metal precioso cotizaba en US$3,000.39 al contado, impulsado por su papel como refugio ante la volatilidad financiera y las expectativas de ajustes en las políticas monetarias de la Reserva Federal.

El repunte refleja una tendencia alcista sostenida, con una subida superior al 14% desde enero. Analistas destacan que la combinación de tensiones comerciales, incertidumbre geopolítica y la posible reducción de tasas de interés en Estados Unidos ha revitalizado la demanda de oro. Inversores institucionales y minoristas están incrementando sus posiciones en el metal, anticipando que preservará su valor frente a la inflación y la desaceleración económica.

Además de factores macroeconómicos, el oro se beneficia de un cambio estratégico en las reservas globales. Numerosos países, especialmente economías emergentes, están diversificando sus activos para reducir la dependencia del dólar. Los bancos centrales, por su parte, han acelerado sus compras de lingotes, reforzando sus reservas ante un escenario de posibles crisis. Este viernes, el precio llegó a tocar los US$3,004.94, evidenciando un apetito constante.

El fenómeno no solo responde a coyunturas actuales, sino a una reevaluación del oro como pilar de seguridad financiera. En contraste con la volatilidad de mercados bursátiles y criptoactivos, su estabilidad atrae tanto a gobiernos como a inversionistas privados. China, India y naciones de Oriente Medio figuran entre los mayores compradores, mientras Europa y América también incrementan sus reservas.