En un nuevo informe del Banco Mundial, Prosperar: Hacer que las ciudades sean verdes, resilientes e inclusivas en un clima cambiante, se investiga el papel crucial que estas desempeñan para detener el cambio climático y para proteger a las personas de sus impactos.
En el informe se subraya que, si bien las ciudades de los países con ingresos más bajos solo contribuyen alrededor del 14 % de todas las emisiones de CO2 urbanas del mundo, las ciudades de los países de ingreso bajo y mediano bajo enfrentarán los peligros más graves relacionados con el cambio climático.
Un ejemplo en El Salvador, son las constantes inundaciones que se han suscitado en los últimos años, los constantes cambios de la época lluviosa que afectas la infraestructura del país, así como sus cosechas.
La meta según las organizaciones internacionales, es conseguir cero emisiones netas en 2050, por lo que las ciudades con ingresos más bajos se deben desarrollar sin seguir las trayectorias de emisiones históricas de las ciudades de los países con ingresos más altos.
Con esto se espera que las ciudades que tienen ingresos más bajos y que son menos resilientes a las perturbaciones, sufran menos impactos económicos graves y, en muchos casos, también evitar la absorción de afluencia de residentes que huyen de los fenómenos meteorológicos extremos que ocurren en las zonas rurales.
En el informe se recomiendan opciones de políticas (información, incentivos, seguros, integración e inversiones) para ayudar a las ciudades a reducir sus emisiones, a aumentar su resiliencia frente a las crisis climáticas y a ser más inclusivas a fin de evitar que las poblaciones más pobres sean las más afectadas por los impactos del clima.