Estas economías representan alrededor del 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
Después de una década de aumento de la deuda, la crisis de la COVID-19 amplió el endeudamiento total a un nivel máximo en 50 años, el equivalente a más del 250% de los ingresos fiscales. Cerca del 60% de los países más pobres ya estaban sobreendeudados o presentaban un alto riesgo de sobreendeudamiento.
La guerra en Ucrania ensombreció de inmediato las perspectivas para muchos países en desarrollo que son importantes importadores de productos básicos o que dependen en gran medida del turismo o las remesas.
El Banco Mundial, señala que en los próximos 12 meses, una decena de economías en desarrollo podría no estar en condiciones de atender el servicio de su deuda.
Solo a finales de 2020, las economías de ingreso bajo y mediano debían cinco veces más a los acreedores comerciales que a los acreedores bilaterales.
Este año, de los casi US$53 millones que los países de ingreso bajo tendrán que pagar por concepto del servicio de la deuda pública y la deuda con garantía pública, solo US$5,000 millones se destinarán a los acreedores del Club de París.
Además, gran parte de la deuda de las economías en desarrollo tiene ahora tasas de interés variables, lo que significa que podrían subir casi tan repentinamente como las tasas de las tarjetas de crédito.