Igualmente, expertos de CEPAL estiman que si se incluye solo el aumento de la temperatura, ya pueden observarse efectos negativos persistentes en el crecimiento económico. En un escenario de altas emisiones, esto se traduciría en una reducción del PIB per cápita de un 1.3% en 2030 y de un 3.3% en 2050 frente a un escenario en que la temperatura no aumenta.
A este cálculo deben añadirse los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías, las tormentas y los huracanes, así como las perturbaciones a los precios a raíz de las transiciones desorganizadas en los mercados de la energía, el transporte y los alimentos. Los efectos varían de país en país.
Teniendo en cuenta el agravamiento de las perturbaciones climáticas extremas de aquí a 2050, las estimaciones recientes muestran que el PIB de seis países de la región con un alto nivel de exposición podría situarse entre un 9% y un 12% por debajo del que correspondería a un escenario de crecimiento tendencial. Las inversiones adicionales que se necesitarían para contrarrestar esos efectos serían excepcionalmente altas.
Estos datos sugieren que el cambio climático está afectando el desempeño económico a largo plazo y que tendrá repercusiones aún más profundas si no se cumplen las metas de reducción de las emisiones. Muchos países de América Latina ya han experimentado varios días con temperaturas superiores a los 35 °C, lo cual representa efectos en la productividad y, por ende, en el desempeño económico.