El crecimiento económico mundial se está desacelerando marcadamente debido a la elevada inflación, el aumento de las tasas de interés, la reducción de las inversiones y las perturbaciones geopolíticas que atraviesa el mundo creando tensiones financieras en los mercados emergentes y economías en desarrollo.
Se prevé que la economía mundial crecerá un 2.7 % en 2024, no obstante, la fuerte desaceleración del crecimiento será generalizada.
Según El Banco Mundial, todavía existen oportunidades para cambiar el rumbo económico de los países en desarrollo, por medio de políticas fiscales en los Gobiernos, que permitan un respiro en los ciclos de auge y caída de los mercados de exportación e importación.
Las políticas fiscales también tienden a ser un 40% más volátiles en economías en desarrollo, es por ello que no es seguro aplicar estas medidas en todos los mercados.