El aumento de los precios de la energía en los últimos dos años ha sido el más pronunciado desde la crisis petrolera de 1973. La suba de los precios de los productos básicos alimentarios de los cuales Rusia y Ucrania son grandes productores y de los fertilizantes, en cuya producción se utiliza el gas natural como insumo, ha sido la más marcada desde 2008.
Se espera que los precios de la energía aumenten más del 50 % en 2022 antes de atenuarse en 2023 y 2024. Asimismo, se prevé que los precios no energéticos, incluidos los de los productos agrícolas y los metales, se incrementarán casi un 20 % en 2022 y también se moderarán en los años siguientes. No obstante, según las proyecciones, los precios de los productos básicos se mantendrán muy por encima del promedio quinquenal más reciente.
Debido a las alteraciones en el comercio y la producción relacionadas con la guerra, se espera que el precio del petróleo crudo Brent ascienda, en promedio, a los US$100 el barril en 2022 el nivel más alto desde 2013, lo que representa un aumento de más del 40 % en comparación con 2021.
Se prevé que este valor se moderará hasta llegar a los US$92 en 2023, aún muy por encima del promedio quinquenal de US$60 el barril.