La Economía Creativa, que agrupa a este tipo de industrias, es una de las áreas productivas con mayor tasa de crecimiento en la región. Genera ingresos por valor de US$124.000 millones y emplea a 1.9 millones de personas.
El BID ha sido un organismo pionero en el apoyo a las industrias culturales y creativas, ya que además de haber aprobado en los últimos años más de 120 proyectos con iniciativas para el desarrollo del sector, ha sido punta de lanza en la generación de conocimiento y en el fomento de diálogos de política pública con un enfoque intersectorial.
El portafolio de operaciones y cooperaciones técnicas en la cartera del Banco entre 2013 y 2022 representa un monto de US$2.538 millones.
Entre las líneas de acción priorizadas por el BID para apoyar a este sector destacan el fomento de nuevos mecanismos financieros para reactivarlo, como las fintech y el crowdfunding de capital, o el diseño de políticas públicas para la industria cultural. El Banco subraya también la importancia de la digitalización de espacios culturales.
Las industrias culturales y creativas tienen un enorme poder como catalizador del cambio social. Además, generan empleo, ayudan a diversificar la matriz productiva de las economías, contribuyen a la innovación y son inclusivas en términos sociales, ya que casi el 50% de quienes trabajan en ellas son mujeres. Indudablemente, la cultura es un agente productivo de cambio y desarrollo.