Otros Informes indican que los resultados de un estudio de Monterrosa de Tobar (1998) sobre las zonas costeras de El Salvador muestran que el cambio climático podría ocasionar pérdidas para la producción de los granos básicos en su conjunto de US$10.9 millones en el año 2025 y de US$24.9 millones en el año 2100.
Estas mermas se refieren únicamente a las relacionadas con las sequías que se prevé se presenten derivadas del aumento en la temperatura promedio y la disminución en los niveles de precipitación. Para las zonas costeras se calculan menguas mayores, éstas serán de US$27.4 y US$45.3 millones en el 2025 y 2100, respectivamente.
Asimismo, un artículo de la Universidad José Simeón Caña (UCA) en El Salvador hay un proceso de desertificación que hará más grave la situación. Hasta hace poco se decía que la deforestación del país ascendía a un promedio de 4,500 hectáreas al año. Parece que se ha frenado algo.
En su Política de Lucha contra la Desertificación, el MARN dice que “factores socioeconómicos como la existencia de pobreza en el 50% de la población, índices bajos en educación, mal uso de la tierra, avance de la frontera agrícola, uso de leña como fuente de energía, demanda insatisfecha de recursos forestales y el acelerado crecimiento poblacional han ocasionado una fuerte deforestación de grandes extensiones de tierras, antiguamente cubiertas por bosques naturales”.
Aunque existe una política de reforestación, los avances son pequeños. Y a mayor desertificación, mayores consecuencias desastrosas.
El cambio climático está impactando severamente en la vida y los medios de vida de las y los salvadoreños. Los cambios en las lluvias, sequías e inundaciones han provocado importantes pérdidas en los sectores agrícola y ganadero.