Las innovaciones tecnológicas también han propiciado la aparición de microfábricas. Se trata de instalaciones de manufactura más pequeñas que utilizan herramientas y soluciones de vanguardia para obtener una ventaja competitiva. Ofrecen nuevos niveles de flexibilidad y escalabilidad que las fábricas convencionales de mayor tamaño tienen dificultades para alcanzar.
Las microfábricas consumen menos energía y necesitan menos personal que las fábricas tradicionales porque utilizan nuevas tecnologías más eficientes. La IA, el aprendizaje automático, los macrodatos y otras tecnologías innovadoras ayudan a las microfábricas a eliminar residuos, optimizar procesos y personalizar para sus clientes.
Las microfábricas también son modulares, lo que se presta a grandes volúmenes de producción. Cada microfábrica puede considerarse una "célula" de una línea de producción más extensa. Estas células pueden realizar diversas tareas de manufactura, lo que acelera los tiempos de producción al funcionar en tándem.
Aunque las fábricas tradicionales todavía tienen mucho que ofrecer en términos de economías de escala y eficiencia operativa, la modularidad de las microfábricas permite a los fabricantes ser más eficientes.
Las microfábricas consumen menos energía y recursos que las fábricas convencionales. Los estudios demuestran que algunas microfábricas utilizan hasta un 90% menos de agua, hasta un 50% menos de productos químicos y hasta un 80% menos de energía que las fábricas tradicionales.