En sus medios digitales AES informó que, como parte de la etapa de implementación de este proyecto, los usuarios no tendrán que pagar por la energía consumida para recargar su auto, estimulando así el uso de esta tecnología amigable con el medioambiente.

Sin embargo, cuidar el medio ambiente no es único objetivo de quienes adquieren estos vehículos, sino que también ahorrar costos en el tema de combustibles, y demás gastos que conlleva tener un vehículo que funcione a base de combustibles fósiles.

Las primeras diferencias que se pueden señalar entre ambos tipos de automotores es que los eléctricos son de menor tamaño y peso, además de tener mayor sencillez técnica; debido a que cuenta con menos componentes y piezas y un rendimiento más elevado gracias a que gestionan mejor la energía que recibe.

Fabricantes de estos vehículos especifican que los gastos en repuestos son menores, y el único diferencial sería en la batería debido a que la tecnología para mejorar el almacenamiento de carga, todavía sigue en desarrollo.

Otro aspecto que señalan los productores y entidades internacionales sobre estos automotores, es el ahorro en los costos en combustible, ya que el petróleo es un bien fluctuante que cada vez aumenta más de precio, mientras que la energía eléctrica se puede generar de varias maneras lo que mantiene sus precios más estables.

Pero adquirir un carro que funcioné con electricidad, tiene la desventaja de su costo. Actualmente un ejemplar de función eco amigable, supera los US$ 40 mil dólares, lo que hace completamente inalcanzable para cualquier persona, por lo que no se espera que estos puedan llenar las calles de nuestros países por el momento.