No obstante, el desempleo paso de 5.1% a finales de 2023 a un ligero aumento de 5.2% a mediados de 2024, lo que se traduce en aproximadamente dos millones de personas adicionales buscando trabajo.
Las desigualdades entre países de altos y bajos ingresos siguen siendo significativas. En los países de bajos ingresos, la tasa de desempleo es más alta y los niveles de pobreza laboral son más severos. La tasa de desempleo en los países de bajos ingresos es del 5.7%, en comparación con el 4.5% en los países de altos ingresos.
La informalidad laboral sigue siendo un desafío importante, con aproximadamente el 58% de la fuerza laboral mundial trabajando en el sector informal en 2024. Esto perpetúa la vulnerabilidad económica y limita el acceso a beneficios laborales y protección social.
A nivel de género, aunque la participación laboral de las mujeres ha mostrado una recuperación rápida, persiste una notable brecha de género, especialmente en naciones emergentes y en desarrollo. La tasa de desempleo juvenil y el número de jóvenes que no están en empleo, educación o formación (NEET) también siguen siendo altos, lo que plantea desafíos a largo plazo para la inclusión laboral y el desarrollo económico.
Las perspectivas de empleo mundial en 2024 destacan la necesidad urgente de políticas que promuevan la justicia social y económica para abordar las crecientes desigualdades y mejorar la sostenibilidad de la recuperación económica global.